La mayoría de personas que comienzan a realizar algún
tipo de deporte tienen como objetivo fundamental mejorar su estado de salud
general, perder esos kilos de más, o ganar fuerza y masa muscular. Por contra,
son pocos los que al iniciarse en la práctica deportiva se plantean siquiera
los beneficios psicológicos que les proporcionará ésta, como puede ser la gran
ayuda que supone el ejercicio para superar adicciones. Esto puede deberse a que
la mejora en el estado de ánimo de las personas es menos evidente a simple
vista que la mejora física.
Durante los últimos años numerosas investigaciones han
demostrado cómo practicar algún ejercicio puede mejorar nuestras funciones
cognitivas e incrementar nuestro bienestar psíquico. De hecho, la realización
de actividades físicas de tipo deportivo forma parte habitualmente de los
protocolos de intervención en diferentes psicopatologías como la depresión,
trastornos de ansiedad y adicciones. Esto se debe a los numerosos beneficios
que obtenemos complementando la terapia psicológica con la práctica deportiva.

-Efecto ansiolítico. La práctica
puntual de ejercicio puede reducir la ansiedad estado (reacción de ansiedad
experimentada en una situación o momento concreto), así como la práctica
regular del mismo puede reducir los niveles de ansiedad rasgo, es decir la
ansiedad asociada a factores biológicos y de personalidad, propia de personas
predispuestas a ser más ansiosas, con tendencia a sobrevalorar los riesgos y
mantener un elevado nivel de alerta.


-Ayuda
a controlar las adicciones. La
inclusión de ejercicio físico se hace prácticamente imprescindible en el proceso
de recuperación de las personas que presentan algún tipo de adicción, no solo
por sus efectos antidepresivos y ansiolíticos, que ayudarán al paciente a
manejar las emociones negativas que frecuentemente aparecen tanto en la fase
activa de la adicción como en la fase de recuperación, el incremento en la
autoestima asociado, o el enriquecimiento de las relaciones sociales (que
proporcionarán la oportunidad de conocer gente alejada de los ambientes
habituales de consumo de sustancias). Además, ocurre que el ejercicio físico
activa de una forma natural el sistema cerebral de recompensa mediante la
liberación de dopamina. Este neurotransmisor es el responsable de que ciertos
estímulos que promueven su liberación, como la comida, el sexo, el juego, las
drogas, etc., sean percibidos como placenteros y en consecuencia tiendan a
repetirse las conductas que nos lo proporcionan. Por este motivo una actividad
física de cierta intensidad puede proporcionar una descarga de dopamina que
sustituya la que anteriormente proporcionaban las drogas, evitando de esta
forma el craving (ansias por consumir) o retrasando su aparición.
0 comentarios:
Publicar un comentario