Una serie
de hábitos como el sedentarismo, el tabaco o una dieta pobre en calcio
facilitan la pérdida de hueso en las personas mayores y, por lo tanto, el
desarrollo de la osteoporosis, una de las enfermedades más frecuentes de los
países occidentales.
La
osteoporosis se caracteriza por una reducción de la masa ósea causada
principalmente por la disminución de la cantidad de minerales, pero diversos
estudios demuestran que dejar de fumar o realizar ejercicio físico ayuda a
frenarla. Además, una dieta rica en calcio y vitamina D es "imprescindible
para conseguir el efecto terapéutico de los fármacos empleados en el
tratamiento de la enfermedad".
Precisamente,
los fármacos contra la osteoporosis han ido evolucionando en los últimos
años para cambiar el enfoque terapéutico. "Hasta hace poco tiempo se había
conseguido disminuir las fracturas mediante fármacos antirresortivos, cuya
acción principal es frenar la pérdida ósea que acompaña a la
osteoporosis", señala el especialista. Sin embargo, este tipo de
tratamiento produce un aumento del contenido mineral del hueso, pero no
consigue reponer el hueso perdido, es decir la fragilidad ósea se hace más
lenta, pero no aumenta la masa del hueso.
Por eso,
la Organización Mundial de la Salud ha abogado por la investigación en fármacos
que estimularan la formación de hueso, algo que se ha logrado con los llamados
agentes anabólicos óseos, en concreto con la hormona paratiroidea, que actúan
fomentando la proliferación de los osteoblastos, las células formadoras del
hueso. Este tratamiento sí logra aumentar la masa ósea y reduce el riesgo de
fractura.
de
acuerdo con la Medicina de la Universidad de Salamanca, ha asegurado que
en los últimos años se ha producido un incremento en el número de fármacos
disponibles y que cada vez tienen mayor eficacia, desde que en los años 60
aparecieron los bifosfonatos. "El problema de la osteoporosis son las
fracturas y el éxito o fracaso de un tratamiento se debe medir en la proporción
en la que las reducen. Hoy en día, disponemos de diversos fármacos que se
administran por vía oral, subcutánea y, próximamente, también por vía
intravenosa. Lo que debe hacer el médico es ajustar el riesgo de sufrir
una fractura que tiene el paciente identificando el fármaco más
adecuado", señala el especialista.
Sin
embargo, para un futuro próximo los expertos esperan mejores resultados de los
tratamientos, ya que se han identificado una serie de dianas terapéuticas
dentro de los osteblastos, que son las células de los
huesos responsables de su mineralización. Es decir, se han localizado
sustancias en estas células capaces de hacer que haya una
respuesta favorable a ciertos tratamientos. "El reto es conseguir
fármacos que vayan dirigidos a moléculas que son fundamentales en la activación
y el control del remodelado óseo", señala Javier del Pino. En cualquier
caso, también destaca que otra de las grandes preocupaciones en
el tratamiento de la osteoporosis es evitar que los pacientes abandonen los
tratamientos, algo que ocurre en el 50% de los casos el primer año.
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