Saltar y correr en el lugar durante las clases de matemática y lenguaje ayuda a los estudiantes a aprender, dicen investigadores holandeses, sumando esos datos a otra investigación canadiense, que va en el mismo sentido, sobre los beneficios de las lecciones físicamente activas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que entre los 5 y 17 años, los niños tengan al menos una hora de actividad física al día, lo que no sólo previene la obesidad y patologías asociadas, sino que mejora el aprendizaje y la memoria.
En una publicación de la revista Pediatrics que confirma los datos de la OMS, investigadores holandeses compararon pruebas estándar de matemáticas y de ortografía en 499 niños que fueron asignados al azar a clases de matemáticas y lengua, físicamente activos o en clases regulares durante dos años.
Los estudiantes del grupo de actividad física estuvieron avanzados de cuatro meses respecto a los demás en sus logros de ortografía y matemáticas, encontraron Marijke Mullender-Wijnsma del Centro de Ciencias del Movimiento Humano en el Centro Médico Universitario de Groningen y sus co-autores.
Los estudiantes tenían en promedio ocho años. Los del grupo de actividad física saltaron en su aula durante 10 a 15 minutos, mientras recitaban las tablas de multiplicar o deletreaban palabras.
Durante el resto de las lecciones de 30 minutos, los niños hicieron movimientos básicos. “Vimos que realmente funcionaba, por supuesto que estábamos muy entusiastas por eso, y un poco sorprendidos”, dijo Mullender-Wijnsma. “No pensábamos que encontraríamos un efecto tan grande”.
Mejor con la memorización
Sin embargo, los investigadores no encontraron diferencias en los niveles de lectura. Creen que la actividad física funciona mejor para los temas que requieren una gran cantidad de memorización y repetición.
Anteriormente, un estudio estadounidense a gran escala llamado Actividad física a través del currículo o PAAC encontró también que los estudiantes mejoraron sus logros académicos en los exámenes estandarizados, así como los efectos beneficiosos sobre el índice de masa corporal, dice Sara Benjamin Neelon de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de salud pública en Baltimore y sus co-autores en un comentario de la revista publicado con el estudio.
De este estudio participaron también 287
niños canadienses de 4º y 5º grado que se inscribieron en diez escuelas diferentes. La investigación encontró una relación entre la actividad física y el rendimiento de la prueba estandarizada.
Las escuelas fueron elegidas aleatoriamente y asignadas a participar en un programa de actividad física, en la provincia de Columbia Británica. Los niños que estaban académicamente por debajo de su nivel de grado y que fueron asignados al programa de actividad física tuvieron más probabilidades de aumentar el rendimiento en los exámenes estandarizados que los estudiantes que no participaron en el programa y que se limitaron a seguir con su práctica habitual.
El reciente estudio holandés se suma entonces al creciente cuerpo de evidencia en apoyo de lecciones activas físicamente en las escuelas, dijeron sus autores.
“Aunque existe un moderado optimismo, se requiere más investigación para evaluar el potencial de estas lecciones para llegar a poblaciones más grandes y tener efectos positivos por sobre las desigualdades en la salud y el nivel de instrucción”, dijeron analistas.
Hasta el momento, los estudiantes parecían concentrarse mejor con la actividad física, señala Mullender-Wijnsma.
Investigación en Ontario
En el Royal Orchard Middle School en Brampton, provincia de Ontario, los profesores Laura Badevinac y Dave Perkin han introducido un programa similar llamado Activamente en movimiento o AIM.
“La mayoría de nuestros niños son aprendices activos. Necesitan estar en movimiento con el fin de participar realmente,” dijo Badevinac.
El día comienza con 40 a 80 minutos de ejercicio, dice Perkin. Al mismo tiempo, los estudiantes recogen datos para las clases de matemáticas y ciencia. Por ejemplo, una lección de vuelo incluye ejemplos de bádminton sobre lo que hace volar al birdie a través del aire.
“Estamos utilizando el deporte y el movimiento para enseñar las materias realmente de manera tan natural como puede ocurrir,” dijo Perkin.
La niña de sexto grado y participante del programa AIM, Rhea Hicks dijo que su boletín de calificaciones ha mejorado respecto al del año pasado. “Ser capaz de estudiar y ejercitar físicamente al mismo tiempo, es como un sueño hecho realidad”, dijo Rea.
Ampliar el programa
Los investigadores especulan que la adición de la actividad física podría causar la formación de nuevos vasos sanguíneos que mejoran el rendimiento cognitivo.
Mientras el equipo holandés quiere ampliar el programa para niños de nueve a doce años, no todos los maestros se muestran tan entusiastas en adoptar el enfoque. “Algunos profesores no eran ellos mismos muy aficionados a la actividad física “, dijo Mullender-Wijnsma. “Ellos encuentran que están menos motivados para enseñar estas lecciones.”
Lo cierto es que otros estudios similares han concluido que la actividad física y no el aumento de horas de clases, es lo que mejora el rendimiento académico de niños y adolescentes y a su vez los ayuda a tener mejores resultados en pruebas estandarizados y pruebas escolares.
La actividad física, dicen médicos de la OMS, ayuda a los chicos a lidiar con el estrés y aumentar la llegada de sangre y oxígeno al cerebro. También los ayuda a liberar tensiones y hacer trabajo en equipo. Además tener una buena salud cardiorrespiratoria y coordinación motora puede ayudar a un mejor aprendizaje.