Ejercicios en agua mejoran la recuperación del esguince del tobillo y reducen el tiempo de retorno a las competiciones
Lamentablemente las lesiones son muy comunes en el deporte, influenciadas tanto por los factores de riesgo específicos de cada modalidad como por las características específicas de cada atleta. Frente a eso, profesionales del área del deporte recomiendan distintos tipos de tratamientos de recuperación con la intención de preparar a los individuos lesionados para el retorno a las actividades deportivas.
La recuperación de lesiones de deportistas profesionales, por ejemplo, son generalmente tratadas de forma intensa para reducir el tiempo de retorno a la competencia. En el caso específico del esguince de tobillo, la hidroterapia es uno de los recursos más utilizados. La gran ventaja es que los ejercicios hechos en el agua pueden comenzar a realizarse antes de la fisioterapia tradicional, por lo que reducen el tiempo de recuperación. Además, acelera los tratamientos convencionales, cambiando las inmovilizaciones prolongadas por períodos cortos.
Otro beneficio de la hidroterapia es el estímulo a la formación de tejido cicatrizal, debido a la imitación de la vasodilatación de las compresas por calor, la liberación de endorfinas que producen la electroestimulación percutánea y el incremento del metabolismo celular.
Tratamiento
El tratamiento con hidroterapia para el esguince de tobillo se puede realizar en cuatro etapas:
Se caracteriza por la presencia de dolor, inflamación, pérdida de la movilidad y edema. En esta etapa, la hidroterapia ayuda a mitigar el dolor y reducir la inflamación, considerando que los movimientos puedan estar limitados.
El trabajo se debe realizar en profundidad sin apoyo, hasta que pueda haber contacto. La inmersión en agua fría produce vasoconstricción y disminuye la circulación en la zona afectada y en los productos químicos de la inflamación.
Con un tratamiento diario, se podría pasar a la fase 2 en un plazo de 7 a 10 días, si es que se ha concluido el proceso de dolor, inflamación y edema.
Fase 2 (según la gravedad de la torsión)
Se caracteriza por la reducción significativa de los síntomas, con menos dolor, movimientos más amplios y contracción completa. En esta fase, es necesario recuperar la fuerza y establecer la base para una recuperación más intensa.
Los ejercicios empiezan en agua caliente (37 a 40°C) y finalizan en agua fría, generando contrastes. El movimiento de la pierna en el agua provoca un movimiento pasivo de la lesión. Se pueden utilizar adhesivos, férulas u otros tipos de protección indicados por el profesional, que se deben retirar de a poco para promocionar la recuperación de la fuerza y la funcionalidad.
Aún en esa etapa, es posible volver a entrenar, pero no a competir.
Fase 3
Se caracteriza por un dolor mínimo e intermitente que proviene del inicio de la actividad deportiva. En esta etapa, comienzan a utilizarse resistencias externas a los ejercicios, como pelotas, por ejemplo.
Es importante evitar volver de forma prematura a la práctica deportiva, si los síntomas como el edema o la disminución de fuerza aún no se resuelven.
Fase 4
En esta última etapa, no se presenta ningún síntoma del esguince y ya se permite retomar las competiciones. Es necesario realizar el entrenamiento enérgico en el agua al menos un día por semana, para recobrar los niveles de fuerza. Para ello, se realiza una actividad combinada de campo y agua, en que se trabaja la fuerza con resistencia externa y corporal. Se recomienda ampliar los ejercicios a las articulaciones cercanas al foco de la torsión y no restringirlos a la articulación lesionada.
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